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Un viaje de Gorka, Susana y Álvaro. Sabemos por dónde empezar, ignoramos cómo terminará.
sábado, 5 de julio de 2008
Mi óptico
No pensaba yo comprarme unas gafas. Pero me fui animando por el ambientillo... y acabé sucumbiendo a los precios. Terminé pagando 180 yuanes (18 euros) por renovar las viejas en una horita en Shanghai.
La entrada al sitio era peculiar de narices...
No me preguntéis cómo llegamos, porque nos llevó Zigor, pero sí os aseguro que había decenas de tiendas de gafas y éramos los únicos occidentales. Los chinos no paraban de mirarnos claro. Pero íbamos a tiro hecho, con Zigor, que nos llevó a su óptico de confianza, donde la última vez que fue se hizo diez pares de gafas con sus padres, por encargo para sus amigos y familia en Bilbao.
Vendían miles de modelos distintos, de esos que en Europa valen una pasta pero que en China, por aquello de que las fabrican todas aquí, pues hacen excedentes a precio chino. Merece la pena. Si vuelvo algún día a Shanghai... creo que sería una buena manera de financiarme el viaje.
Que viva el amor de verano
Dice Susana que de momento no ha encontrado chinos que le pongan... No entendemos por qué...
La chica se ha puesto bastante celosa en este viaje. Aquí, mientras yo intimo en una discoteca muy chula de Shanghai con Eva (a pesar de tomarme la confianza de agarrarla por el hombro solo hablamos dos frases y media: ¿Te haces una foto conmigo? ¿Como te llamas? Gracias), Susana intenta boicotear mi foto poniéndome los "cuernos".
Y los cuernos, ya sin comillas, me los puso más tarde, cuando conoció a este japonés, al que yo insistía en decirle: "I love China, your country is great (Me encanta China, tu país es maravilloso)".
A Gorka le estamos buscando novia. Pero el chaval anda más exigente que yo, que no veo más que chinas exóticas por todos los sitios. Que son guapas vaya. Aunque eso tiene un peligro. En la discoteca vi a una y le dije a Susana: mira, esa es guapetona. Dos minutos después, un tio le estaba pasando un fajo de billetes y desaparecieron. Cualquiera se pone a ligar, ¿quién distingue si es de pago? Zigor me explicó que muchas se pagan así sus estudios.
El señor Xinman
Este de la foto es el señor Yang Xinman, uno de los cuatro campesinos que en 1974 encontraron por casualidad a los guerreros de Xi An. Hace 2.200 años, el emperador Qin Shi Huangdi, que era mu egocentrico, se hizo construir una tumba inmensa con tropecientos miles de guerreros hechos de arcilla para que le custodiasen. Pues muchisisimos años despues, el señor Xinman y sus amigos tuvieron una coña limonera cuando estaban excavando en busca de agua y se toparon con el ejercito de terracota.
Ahora, el señor Xinman tiene un trabajo de puta madre. Ha pasado de estar bien jodido trabajando en el campo a estar sentado todo el dia en la tienda del museo de los guerreros con el aire acondicionado.Firma autografos en los libros-guia y,como muestra de su fama, abajo a la derecha le podeis ver en una foto con Bill Clinton. El resto de sus amigos campesinos estan muertos o no sabemos.
Despues de dejarle, nos han venido las dudas profesionales. ¿El señor Xinman cobrará a la pieza? ¿Sera autonomo o tendra contrato? Si no tiene contrato, ¿se lo estará reclamando el comité de empresa?
Por cierto, estamos dejando poco a poco nuestro lado consumista...
Helado de alubias y guisantes
Nuestras comidas por China han empezado a ser chinas...
Antes de ayer, en el Bund de Shanghai, me comí esto. Os aseguro (y no es coña) que a pesar de ser un poco artificial... estaba buenísimo. Pasta con verduras y especias, más la Coca Cola de turno.
Aquí, cerca de la oficina de Zigor, comimos tres personas por unos 10 euros. Para elegir los platos... no hay más que ver los que tienen imitados hechos en plástico...
...y aquí el de verdad, el que me comí. Cordero... muy bueno.
Por la noche, ayer, comimos sushi en un japonés. Estaba muy rico! En este restaurante fue donde fuimos rebautizados en chino. Su Sha Na y Guó Bè Luó.
Y por último, hoy, en nuestra comida de despedida de Zigor y Ni Su, hemos probado este peculiar postre, helado de alubias y guisantes, salteado con gelatina de coco. Estaba bueno, pero no es mi postre favorito la verdad. Ni Su se chupaba los dedos.
En Xi'an, lluvia y flipe por igual
Ya estamos en Xi'an. Otra llegada a una ciudad china con lluvia, como en Hong Kong. El vuelo ha ido bien y hoy hemos tenido un día bastante tranquilo en Shanghai. Nos hemos despedido de Zigor y Ni Su. Muchas muchas gracias por su hospitalidad.
Más historias de taxistas, seguro que si me viniera a vivir a China dejaría de sorprenderme, pero todavía flipo. Hemos salido de la terminal y en los cinco minutos que hemos tardado en subirnos al taxi nos han asaltado otros tres "taxistas".
Primero, un señor con pinta muy rara, y sonrisa desagradablemente agradable (vamos, que tenía los piños de asco pero ha pretendido ser majo), me ha preguntado ¿Taxi?. Respuesta, no.
Segundo, Susana ha preguntado a una china que esperaba a algún Mr. Chino, y en inglés perfecto (es muy muy raro encontrar a alguien que hable bien inglés, una quimera lo del castellano) nos ha explicado dónde estaba la cola. Otra china nos ha visto despistados, se ha acercado a la china traductora y le ha dicho:
-Anchiiiii peeee gua!! (Diles a estos turistas que se vengan conmigo que les voy a pegar el palo, y vamos a medias con las ganancias, te parece?)
Nada, también le hemos dicho que no.
Tercero. Llovía a mares, y los taxis no están a cubierto. Un chino taxista (este sí lo parecía pero era muy de noche y no estaba seguro) ha salido corriendo con un paraguas. "I'm a taxi driver" (Soy un taxista). Y me queria coger la maleta. Le he vuelto a decir que no.
Y cuarto y último. Hemos llegado a la cola y por supuesto allí no coges el primero... sino el que te gusta. He visto el coche que tenía mejor pinta, con un conductor que no me ha dado la plasta, y para arriba.
Esta vez teníamos la dirección en chino. Ha ayudado, pero tampoco ha sido definitivo. El taxista ha llamado a un colega que sabía inglés de Harvardcete, y ya se ha enterado cómo llegar...
170 yuanes ha costado el viaje de unos 45 minutos, o sea, 17 euros. De camino pues hemos intuido el Tercer Mundo, la otra China. Como siempre el caos. Suciedad, gente que camina sin dirección, carromatos de la Revolución de 1949, basura en las calles, mierda mucha mierda. Y en un peaje, cuatro policías pegando unas cuantas hostias (es la palabra más adecuada lo juro) a dos tíos. No me pidáis una explicación, pero ha parecido que aquí no se andan con contemplaciones.
Ya estamos en Xi'an. Y felices. Luego contamos nuestro día interesante en Shanghai.