martes, 1 de julio de 2008

El escupitajo asesino

Llegada a Shanghai. Hemos dejado a Gorka camino de Xi'an, y Susana y yo nos hemos venido para aqui. Un calor y humedad todavia mas insoportable que la de Hong Kong. Aqui mi madre se ahogaria, que la conozco. Pero esto es tema de otro post. Otro dia. Porque el camino al hotel es digno de contar. Tras aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Pudong, nos hemos subido al Maglev, un tren magnetico que levita sobre las vias y que por 50 yuanes (4,63 euros) recorre 30 kilometros en 8 minutos. Desde el vagon vas viendo como sube la velocidad hasta los 300 km/h. No ha estado mal. Nos ha "acercado" a la civilizacion. De camino hemos visto casas de mierda (asi de claro) llenas de suciedad y desorden.

Llegados a la primera estacion, empieza la verdadera aventura. Nos subimos al taxi y el taxista, fijate tu, que solo sabe chino (para los proximos destinos tenemos que decirle a un chino que sepa ingles que por favor nos escriba las direcciones en su idioma). Y es que el taxista ni siquiera sabia leer los caracteres occidentales. Asi que el hombre que se baja y le pregunta a un poli. Xi xi gua gua guachi peich?. Parece que el senor se entera y empieza el viaje mas peligroso que he hecho subido en un automovil (que nunca nadie vuelva a quejarse de mi conduccion). Lo juro.

Primero. Hay cinturones de seguridad. Pero no se pueden usar. Estan metidos por detras del asiento, que tiene un forro que cubre los enganches del cinto. Vamos, que son inservibles. Empieza la marcha. A toda leche, a bocinazos. Nos metemos en una calle, el de adelante va muy despacio, asi que empieza a adelantarle. Los de delante... para no chocar con nosotros, van apartandose. Nosotros, un buen rato, en direccion opuesta. Que mas da!! Llega un cruce. Decenas de bicicletas y motocicletas la cruzan sin parar. Nadie tiene preferencia. El taxi lo atraviesa sorteando milimetricamente a inconscientes en dos ruedas.

Segundo. Lo dicho, un calor de pelotas. Tanto que la saliva se te pega al paladar... Exacto... el taxista se asoma por la ventanilla en marcha y escupe. Yo voy sentado detras y observo como el escupitajo sale disparado hacia atras en peligrosa direccion a mi cara. La ventanilla Alvaro! Por que tiene que estar abierta!! Por suerte impacta en la puerta.

Tras mas de media hora en el coche, el chino que empieza a comunicarse con nosotros.
-Anchi tronchi yeeeee uaaa!!
-Listen... 505 Nanjing Road...

Que nada, que el 505 no existe...

Cruzamos la linea continua y el taxista pregunta a un conserje de un hotel

-Pa adelante Xu Lin pa adelante!!

Y por fin llegamos. 45 minutos de taxi y 52 yuanes para el taxista. Una fortuna de 4,81 euros que, por si acaso, comprueba en un detector de billetes falsos.

((Por cierto... perdon porque en estos teclados chinos faltan las tildes... pero la buena noticia es que al menos de momento, parece que funciona Blogger, a pesar de las advertencias antes del viaje, que decian que a veces lo censuran.))

Bye bye Hong Kong!

Tras cuatro días en Hong Kong, toca decir adios y volar al nuevo destino. Para mí Xi'an, para Susana y Álvaro Shangai. El viernes nos juntamos otra vez.

Hong Kong me ha impresionado, pero ahora supongo que llegamos a la china más real, así que seguro que seguiremos teniendo historias que contar. Esperemos que la censura china nos permita seguir haciéndolo.

Asi que, si no escribimos, ya sabeis de quien es la culpa.

Mejores que Yao Ming

No eran como la mega estrella china de los Houston Rockets de la NBA, Yao Ming, pero tenían otro tipo de cualidades...

Primero. Un buen rollo impresionante, divirtiéndose en familia y amigos, en un lugar paradisíaco del basket callejero. Aquí Lilian (de negro), su amiga Liliana (de amarillo) y la madre de ésta, Betty (de rosa).

Segundo. Sigue el buen rollo. Pedimos si nos dejan tirar "una" vez para hacernos una foto... y nos piden que juguemos "todo el rato" que queramos. Así que Susana empieza a demostrar todos sus entrenamientos en Pozuelo. No lo ha hecho mal la chica. Pero vamos... los aplausos de esas tres bellezas asiáticas cada vez que cogía el balón... me han emocionado. Se volvían como locas, imitaban mis movimientos al pasarme la pelota entre las piernas... lo dicho. El paraíso del street basket.


¡Un súper paraíso! ¡Viva Liliana! jajajaja!!

"Un país, dos sistemas"

Times Square, Hong Kong. Un enorme centro comercial de unas ocho plantas a los mismos precios que en Europa, con las mismas franquicias que en cualquier país del mundo... y con cientos de miles de chinos gastando sin parar. Si va a ser verdad aquello de "un país dos sistemas" que propuso Den Xiaoping. A partir de mañana, en Shanghai, Xi'an y Pekín conoceremos el otro sistema. Supongo.


Teníamos ya un cansancio por la tarde-noche que hemos hecho un descanso en un Starbucks. Aquí los que nos han atendido, tras la barra.

Unas vistas de infarto

Hoy nos hemos subido al Peak, una montañita con un funicular que ríete del de Igeldo en Donosti. La pendiente era de flipar... eso que lo cuente Gorka que es el ingeniero, pero vamos... para habernos matado... aquí estoy haciendo esfuerzos para levantar la cámara y enfocarnos en plena subida...

Y desde arriba se veía esto...

¡O esto! jejeje...

Y aquí el edificio del Peak desde fuera. Ahí está, en lo alto, el mirador, y en su interior... un inmenso centro comercial donde, entre otras tonterías que hemos hecho, estaba el muñeco de cera de Bruce Lee o el niño que no me dejaba jugar a la Xbox.

Somos horteras, ¿y qué?

Hoy ha sido el día de las fotos horteras...
Este es un colega chino que nos hemos encontrado en el Metro de Hong Kong con la camiseta de Villa. Como no hay verguenza, le hemos pedido que se hiciese una foto con nosotros... Sí, somos unos catetos¡¡¡¡


Y este es otro con la camiseta de Iniesta; la señorita de cera ni idea de quién es...


Bueno, y podriamos haber seguido hasta el infinito porque habia un monton de chinos con camisetas de España, pero nos hemos pasado a Bruce Lee... Al que no hemos distinguido al principio, creiamos que era Jackie Chang, en fin...


Y luego nos hemos ido a un megacentrocomercial, donde habia una zona de videojuegos de flipar. Alvaro es un abuson y le ha dicho a un niño que estaba jugando a una carrera de coches: "Niño, quita que quiero jugar yo" y el niño ha pasado de él y se ha hecho el longui. Muy bien, chaval. Pero Alvaro, erre que erre, se ha cogido los mandos (habia dos) y se ha picado con el niño y le ha llegado a soltar (en español): "Niño,coño, cambia de marcha"...


Je, je, sin comentarios... Si es que...